¿Hasta cuando necesitan los hijos de sus padres?
Se trataría de un tiempo bastante corto si consideráramos que la educación termina en el periodo fundamental de regulación de las funciones fisiológicas.
La educación de los padres hacia sus hijos comienza desde infancia y se prolonga hasta el final de sus vidas.
Sobre todo la adolescencia se convierte en un periodo bastante crítico donde el niño y la niña comienzan a experimentar cambios fisiológicos y psicológicos.
El adolescente a la vez que requiere más independencia, también se encuentra perdido y necesita más de sus padres.
¿Qué actitud sería la más adecuada para educar a nuestros hijos e hijas? Podemos señalar tres tipos de actitudes:
1º Autoritaria, es aquella en la que imponemos a nuestros hijos a ser y que hagan lo que nosotros queramos. Imponer de forma impositiva sin tener en cuenta ideas y pensamientos de otra persona es contraproducente para el desarrollo personal y salud.
Si imponemos a nuestros hijos no estamos favoreciendo su desarrollo personal sino estaremos formando personas que no tengan confianza en sí mismas, porque siempre han sido dependientes de sus padres.
Podemos señalar con un ejemplo como puede ser también perjudicial para la salud física. Es el caso de Paco, que se queja durante años de fuertes dolores de cabeza, y el médico no encuentra causa física y después de buscar causas psicológicas descubre que el paciente había estado sometido a una autoridad excesiva de su padre que le imposibilitaba su desarrollo personal y que producía problemas de circulación sanguínea en el cerebro.
2ª Flexible, consiste en dejar a nuestros hijos a su libre albedrio, a ser y hacer lo que quieran. Dejar que nuestros hijos hagan y sean lo que quieran sin ningún tipo de supervisión es un error. Si descuidamos a nuestros hijos, y no les orientamos enseñándoles caminos y cauces adecuados en su vida, corremos el riesgo que se vayan por caminos erróneos. Lo que estaríamos haciendo sería abandonar a nuestros hijos a sus deseos e impulsos y no estaríamos haciendo bien para ellos.
3ª Actitud de equilibrio entre ambas actitudes anteriores. Pretende adoptar una actitud de disciplina, autoridad sin ser excesiva y empatía. Utilizamos un método intermedio en el que escuchamos, prestamos atención a nuestros hijos, dejamos que ellos nos escuchen, les explicamos las cosas de porqué las hacemos, nos situamos en su lugar.
Estaremos ofreciéndoles una educación comprensiva y el ambiente es relajado. Desde mi punto de vista, esta última actitud es la más adecuada y se fundamenta la comprensión y la empatía hacia los demás.
El amor, la humildad y ponernos en el lugar de la otra persona es clave para que podamos entendernos. Es difícil situarse en el lugar de otros. Sin embargo merece la pena practicar esas cualidades para una convivencia pacífica en el hogar y en nuestra sociedad. La personalidad, el ambiente y muchas circunstancias hacen que el ambiente familiar se vuelva muchas veces tenso, autoritario, descuidado…
Pero hemos de darle mucha importancia a lo que realmente lo tiene. Nuestros hijos son lo que realmente hacemos de ellos muchas veces.
Por eso considero que una buena educación es lo mejor que podemos ofrecer a nuestros hijos. Es una tarea complicada que como padres sabemos. Sin embargo queremos y hacemos lo mejor para ellos.
Por lo tanto, como habíamos dicho al principio, nuestros hijos si necesitan de nosotros durante su vida. Cuando nacen requieren sus primeros cuidados y son muy dependientes de sus padres, les enseñamos a caminar, hablar, a que coman solos, a vestirse… poco a poco van adquiriendo cada vez más autonomía.
Después nos van haciendo muchas preguntas, desconocen y no entienden muchas cosas de la vida, que nosotros les damos respuesta.
Van al centro infantil, al colegio… les enseñamos normas de comportamiento y convivencia. Pasan al instituto, comienzan esa etapa descrita tan difícil que ellos mismos no saben ni que les pasa. Buscan integrarse en grupos para sentirse más seguros y reconocidos y aunque reclaman cada vez más independencia, necesitan el apoyo de sus padres y su comprensión. Luego se independizan del hogar. Algunos lo hacen más tarde por circunstancias que se lo impiden, pero siempre el apoyo de unos padres es y será muy importante a lo largo de sus vidas.